miércoles, 5 de diciembre de 2012

Despertad

De frente, ante la oscuridad... las olas se esparcían con firmeza... la corriente insistía en llegar a mis pies... el cielo estaba lleno de estrellas... al contemplar la aurora... las nubes replegadas al límite del mar... como figuras de rompecabezas superpuestas y juntas en fila, unidas con el mar... grisáceas... los barcos al final delimitaban el mar... con luces y embarcaciones borrosas...
 
Me senté en la arena... las olas llegaban a centímetros de mis pies... allí... me encontré de nuevo con Dios, pude contemplar la majestad y darle la bienvenida a la luz que irradia en el mundo... eran las 06:45 de la mañana, la luz solar que humildemente se escondía entre las nubes mayores, pero que ante su presencia misteriosa regalaba a las nubes pequeñitas tonos dorados rojizos indescriptibles...
 
La majestad se anunciaba... la oscuridad quedaba atrás... los rayos dejaron tonos rosas fuertes, naranjas... al rotar la tierra... los tonos fueron convirtiéndose en rojos desvanecidos... vivos... hirvientes... dibujado en el contorno de las nubes que se congregaron para ser testigas del despertar...
 
La majestad de D-os dorada, rojiza, reluciente, reinaba en el cielo con elegancia y con humildad... con gran júbilo, Gloria y Honor... Un ser a su imagen y semejanza lo contemplaba... pero no había ningún nivel de comparación...
 
Como podía decir que lo entregó todo por mí...? Él... el mismo Creador que hizo todo esto, me daba el regalo de los regalos... su herencia??
 
Confusa, me quede sin pensar... tratando de llenar mi vacío pero no encontraba el fin de mi abismo y comprendí que dentro de mí vivía un ser infinito...
 
Mas tarde... los matices se convirtieron en luces celestiales, puras, blancas, relucientes, alas esparcidas en el cielo... ángeles por doquier...
Toda esta majestad estaba llena de estruendo llenos de profunda firmeza, olas encontradas... mar exquisito e interminable... burbujas refrescantes... espuma pura... efervescencia suprema... viento refrescante... mi rostro se llenó de su ser, de su esencia, de su presencia, de su realeza...
 
Me quede callada... no podía decir nada... El lo había dicho todo... todo lo que me amaba... todo lo que siente por la humanidad... por el mundo entero... Mi ser se hizo pequeño... ante tanta grandeza...
 
¿Quién es el hombre para que de él te acuerdes?
 
Angy Margonz / 31 Julio 2001 

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